29 de junio de 2015

UNIDAD 4: ANÁLISIS DE MI PRÁCTICA EVALUADORA

Llegado a este punto del curso se pide hacer un análisis de mi práctica evaluadora. Esto me lleva a reflexionar sobre el tema y me doy cuenta de que es uno de los aspectos de mi práctica docente que menos importancia y tiempo decido.
Normalmente la evaluación la divido en dos aspectos:

EVALUACIÓN DE LOS ALUMNOS

En educación infantil es difícil cuantificar los aprendizajes y adquisiciones de los alumnos. Normalmente yo utilizo la observación directa de los alumnos, de sus trabajos, de sus producciones. Pero al final toda esta evaluación se limita a rellenar un boletín de notas muy general y, a veces, abstracto.
También suelo llevar a cabo una autoevaluación de los niños pero siempre de manera oral, a través de preguntas sobre el tema, si les ha gustado, lo que más les ha gustado, lo que menos, etc.
Pero por norma general no llevo ningún registro de la misma.

EVALUACIÓN DEL PROCESO ENSEÑANZA-APRENDIZAJE

Normalmente durante el transcurso del proyecto voy evaluando paso a paso, viendo posibles errores y desajustes. Esto normalmente hace que el proyecto se vaya adaptando a los niños y a sus intereses. Pero tampoco lo reflejo en ningún sitio sino que en función de la evaluación voy haciendo las modificaciones oportunas.
Normalmente no hay agentes externos (compañeras) que evaluen y me digan desde fuera el desarrollo del proyecto.
Otro tipo de evaluación que me gusta hacer es la de las familias, si tengo en cuenta lo que ellos me cuentan (en persona o a través del blog) sobre el tema, desarrollo, producto final, lo que les cuentan sus hijos, posibles mejoras.

En general, creo que si evalúo mi trabajo y el de mis alumnos pero no llevo un registro sistemático de los mismos.
Creo que la creación de una rúbrica podría ayudarme a sistematizar y registrar una evaluación de los proyectos que llevo a cabo.

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